martes, 11 de septiembre de 2012

Un cuentecillo de brujas

Una viejecilla quería tener amigo al cura de su parroquia. Un día en la iglesia le dijo:  -Mucho me debía usted querer , señor, pues le he salvado la vida. Estando con las “buenas damas” hemos entrado en su casa con antorchas a media noche. Estabais dormido y desnudo. Habiendo yo vistoos así os he arropado, para que nuestras damas no vieran vuestra desnudez; pues si os hubieran contemplado de aquella suerte os hubieran azotado, hasta haceros morir a sus golpes. El cura le preguntó cómo había entrado, puesto que la puerta estaba cerrada con llave. Y la viejecilla respondió: -No hay puertas ni cerrojo que pueda impedirnos entrar o salir a cualquier sitio. El cura la hizo entrar en la sacristía y con el mango de la cruz procesional le dio una tanda de palos a la par que le decía: –¡Salid de aquí y volad, señora bruja, puesto que ni puerta ni cerrojo son capaces de reteneros! Como, naturalmente, no pudo salir, el cura la echó luego, añadiendo como conclusión: –Bien veis que sois unas locas al creer en vuestros sueños insensatos.

Julio Caro Baroja: Las brujas y su mundo.

Notas: 1- “tener amigo”: hacerle su amante; 2- “buenas damas”: brujas y hechiceras.

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