domingo, 25 de diciembre de 2016

Regalo navideño

Me regalan el libro LEER, del fotógrafo André Kertész, y en él encuentro esta fotografía:


¿Puede haber algo más hermoso?

domingo, 18 de diciembre de 2016

Otro concepto de la enseñanza

George Steiner, en su libro autobiográfico Errata, recuerda sus años de estudiante en la Universidad de Chicago, y los notables profesores que tuvo (el premio Nobel de Física Fermi, Allen Tate, Leo Strauss...). Hace un elogio del reto intelectual:

"Ésa es la cuestión. Llamar la atención de un estudiante hacia aquello que, en un principio, sobrepasa su entendimiento, pero cuya estatura y fascinación le obligan a persistir en el intento. La simplificación, la búsqueda del equilibrio, la moderación hoy predominantes en casi toda la educación privilegiada son mortales. Menoscaban de un modo fatal las capacidades desconocidas en nosotros mismos."

viernes, 2 de diciembre de 2016

Un ensayo sobre fuentes y estilo en El castellano viejo, de Larra.

Ya se puede consultar en el ciberespacio el artículo que dediqué hace años a "El castellano viejo", de Larra y que publicó la revista estadounidense ESPAÑA CONTEMPORÁNEA. (2006, t. 19)
Seguir este enlace:
https://kb.osu.edu/dspace/bitstream/handle/1811/77708/1/EC_V19N1_071.pdf

lunes, 21 de noviembre de 2016

Un dilema ético (comentado por Enzensberger)

Años ha me vino un día Ana Valero aterrada, porque en clase de Ética les había contado a sus alumnos el relato de Eça de Queiroz El mandarín, y a la pregunta de si mandarían al otro mundo a un desconocido apretando un botón, a cambio de una enorme cantidad de dinero y pudiendo permanecer impunes, el 80 o 90 % de la clase contestó que sí lo harían. La tranquilicé (o por lo menos me tranquilicé yo) diciéndole que eso no eran más que puras suposiciones: uno no sabe cómo va a reaccionar ante una situación límite.

Me congratula ver que la visión de Hans Magnus Enzensberger (uno de mis maîtres á penser) en un pasaje de La gran migración (1992) coincide con la mía:



Un bote salvavidas abarrotado de náufragos. Rodeados de fuerte oleaje, más náufragos manteniéndose a duras penas a flote ¿Cómo deben comportarse los ocupantes del bote? ¿Deben repeler o incluso cortar la mano del náufrago que se aferra desesperanzado a la borda? Cometerían homicidio ¿Izarlo a bordo? Provocarían el hundimiento del bote con toda su carga de supervivientes. Este dilema forma parte del repertorio habitual de la casuística. A los moralistas y a todos cuantos se estrujan el cerebro sobre tales situaciones límites, les suele pasar desapercibido el detalle de que lo están haciendo en secano. Y precisamente este “sí, pero” hace fracasar todas las reflexiones abstractas, cualquiera que sea el resultado al que pudieran llegar. El mejor de los propósitos fracasará irremisiblemente por culpa del ambiente apacible del seminario, porque nadie puede afirmar de forma creíble cómo se comportará llegada la hora de la verdad.”

miércoles, 19 de octubre de 2016

Pieter Brueghel: La batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma



La mejor ilustración del asunto que se representa en el LIBRO DE BUEN AMOR, del Arcipreste de Hita.

Si clicas en la imagen la podrás ver en tamaño mayor, distinguiendo nítidamente en el primer plano a los protagonistas.

martes, 18 de octubre de 2016

Trabajo voluntario: el homenaje de Machado a Berceo.

MIS POETAS (Antonio Machado: Campos de Castilla)

El primero es Gonzalo de Berceo llamado, 
Gonzalo de Berceo, poeta y peregrino, 
que yendo en romería acaeció en un prado, 
y a quien los sabios pintan copiando un pergamino. 

Trovó a Santo Domingo, trovó a Santa María, 
y a San Millán, y a San Lorenzo y Santa Oria, 
y dijo: Mi dictado non es de juglaría; 
escrito lo tenemos; es verdadera historia. 

Su verso es dulce y grave; monótonas hileras 
de chopos invernales en donde nada brilla; 
renglones como surcos en pardas sementeras, 
y lejos, las montañas azules de Castilla. 

Él nos cuenta el repaire del romeo cansado; 
leyendo en santorales y libros de oración, 
copiando historias viejas, nos dice su dictado, 
mientras le sale afuera la luz del corazón.


Se podrá realizar, en esta primera evaluación, un trabajo voluntario, que puede subir la nota de la evaluación hasta en 1 punto. Consistirá en un comentario del poema "Mis poetas", de Antonio Machado. El modelo de comentario es el que se puede ver en los comentarios de "Caupolicán", Rubén Darío, y "Canción del jinete", García Lorca, a los que se accede en el link Comentario de texto de este blog.
Habrá que tener en cuenta para un buen comentario de este texto los siguientes puntos:
- Estrofa, métrica y rima.
- la pertinencia de la retórica.
- alusiones históricas y textuales a la obra de Berceo (consultar la Introducción alegórica a los Milagros de Nuestra Señora).
- léxico (arcaísmos)
- valoración.

El trabajo debe estar hecho a mano. 

(se puede consultar con provecho el siguiente enlace :
www.vallenajerilla.com/notabene/antonio_machado.htm)

 Fecha de entrega: hasta el 15 de noviembre de 2016.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Ortega describe la escultura de El doncel de Sigüenza

Recuerdo que dentro de la iglesia [la catedral de Sigüenza], en un rincón de la nave occidental, hay una capilla y en ella una estatua de las más bellas de España. Me refiero al enterramiento de don Martín Vázquez de Arce.
Es un guerrero joven, lampiño, tendido a la larga sobre uno de sus costados. El busto se incorpora un poco apoyando un codo en un haz de leña; en las manos tiene un libro abierto; a los pies, un can y un paje; en los labios, una sonrisa volátil. Cierto cartelón fijado encima de la figura hace breve historia del personaje.
Era un caballero santiaguista, que mataron los moros cuando socorría a unos hombres de Jaén, con el ilustre duque del Infantado, su señor, a orillas de la acequia gorda en la vega de Granada.
Nadie sabe quién es el autor de la escultura. Por un destino muy significativo, en España casi todo lo grande es anónimo. De todas suertes, el escultor ha esculpido aquí una de esas antítesis. Este mozo es guerrero de oficio: lleva cota de malla y piezas de arnés cubren su pecho y sus piernas. No obstante, el cuerpo revela un temperamento débil, nervioso. Las mejillas descarnadas y las pupilas intensamente recogidas declaran sus hábitos intelectuales. Este hombre parece más de pluma que de espada. Y, sin embargo, combatió en Loja, en Mora, en Montefrío bravamente. La historia nos garantiza su coraje varonil. La escultura ha conservado su sonrisa dialéctica. ¿Será posible? ¿Ha habido alguien que haya unido el coraje a la dialéctica?


(J. Ortega y Gasset: “Tierras de Castilla”, El espectador, 1)



lunes, 4 de julio de 2016

La Canción del jinete, de García Lorca, comentada por Lázaro Carreter

Restituyo a su forma original y a su autor (F. Lázaro Carreter) uno de sus magníficos comentarios de texto de los antiguos libros de Anaya (años 80) y que circula, con algunas pequeñas variaciones y sin nombre de autor, por el ciberespacio. A tal señor, tal honor.

COMENTARIO DE TEXTOS: FEDERICO GARCÍA LORCA – CANCIÓN DEL JINETE
Introducción.

En el perfil humano de Federico García Lorca (nacido en 1898), nos sorprende una doble vertiente: por un lado, su personalidad arrolladora, llena de vida, desbordante de simpatía; por otro, un íntimo malestar, un dolor de vivir, un sentimiento de frustración, como anuncio del trágico destino que hizo de él una víctima inocente en 1936.
El malestar, la frustración, el destino trágico son, precisamente, los temas fundamentales de su obra. Ya en muchas de sus primeras composiciones (Libro de poemas, 1921), se nos presenta como marcado por una maldición que lo convierte en hombre al margen. Más tarde, su obra -tanto el Romancero gitano como su producción teatral- se llenará de seres que se mueven en un mundo hostil; vidas amenazadas, condenadas a la frustración o abocadas a la muerte. Es como si el poeta proyectara en ellos sus sentimientos personales.

Buen ejemplo de esas figuras marginales y trágicas es el jinete que aparece en dos poemas del libro Canciones (1927). Veremos ahora uno de ellos:


En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

Caballito negro,
¿Dónde llevas tu jinete muerto? 5

...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
10

En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
15

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
20

En la luna negra,
¡un grito!, y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto? 25


viernes, 3 de junio de 2016

Doble retrato de Pío Baroja (Ramón Casas y Eduardo Mendoza)

Me interesa todo lo relacionado con la ekfrasis o descripción literaria de la imagen. Por ello traigo hoy al blog un doble retrato de Baroja: el pictórico, que le hizo Ramón Casas, a principios del siglo XX; y el literario, que, comentando esta pintura, se recoge en el estudio biográfico que a Baroja consagró, un siglo después, Eduardo Mendoza:

Posiblemente el primer retrato de Pío Baroja que nos ha llegado sea el que Ramón Casas le hizo como parte de su dilatada colección de retratos al carboncillo. Es ésta la efigie más arrogante de Pío Baroja. Un retrato de cuerpo entero, las piernas ligeramente separadas, una mano en el bolsillo del pantalón y la otra, la izquierda, en la solapa de la americana. Aunque era hombre de aventajada estatura, la figura salida del carboncillo de Ramón Casas, sobre un fondo liso, sin referencias, sugiere la de un hombre bajo, seguramente porque tenía la cabeza grande, en forma de huevo. También es éste el único retrato en que Pío Baroja aparece con algo de pelo. Su aspecto es aplomado y su expresión, o el talante que transmite, es concentrado, serio, preocupado, aunque no atribulado ni inquieto. El retrato no está datado, pero probablemente es de 1901. Pío Baroja contaba veintinueve años de edad y estaba en los inicios de su actividad como novelista, pero ya debía de gozar de cierto renombre, puesto que Ramón Casas quiso retratarlo. Por aquellas mismas fechas lo retrató Picasso.


miércoles, 18 de mayo de 2016

El "disfemismo" como descarga psicológica

En la novela Sin novedad en el frente, de Erich Maria Remarque, que trata de la vivencia de jóvenes soldados alemanes durante la 1ª Guerra Mundial, el narrador-protagonista reflexiona sobre la cantidad de compañeros muertos en el frente. En sus consideraciones aparece el uso de eufemismos vulgares o disfemismos, y nos deja caer su sentido:

"El horror del frente se hunde en nuestro interior en cuanto le volvemos la espalda; lo acuciamos con bromas innobles y feroces. Cuando alguien muere decimos que "ha encogido el culo" y hablamos en ese tono de todas las cosas. Eso nos libra de volvernos locos. Mientras nos lo tomamos así, ofrecemos resistencia."

lunes, 16 de mayo de 2016

Fallo del XXX Concurso Literario. Dpto. de Castellano I.E.S. Ramón Llull.



Reunidos los miembros del Dpto. de Castellano el jueves 14 de mayo de 2015, tras la lectura en común de las redacciones seleccionadas y la deliberación consiguiente, hemos decidido declarar premiados los siguientes trabajos (debido a la alta calidad de los finalistas hemos propuesto también un par de menciones, que recibirán como premio un lote de libros):


Categoría A (1º, 2º y 3º ESO):


1º Premio: Emilio Casasús, 1º ESO A (valorado en 50 €)

2º Premio: Paula Simó, 3º ESO A (valorado en 30 €)

Mención Honorífica: Paula Cubells, 3º ESO A (lote de libros)




Categoría B (4º ESO, 1º y 2º Bchto)


1º Premio: Helena Bailach, 1 Bchto B (valorado en 50 €)

2º Premio: Jacobo Christensen, 1 Bchto B (valorado en 30 €)

Mención Honorífica: Silvia Mares, 1 Bchto A (lote de libros)



Los premios se entregarán en el acto de cierre de curso que tendrá lugar el 17 de junio de 2015. Los trabajos premiados serán publicados en la Revista Digital del Centro.





Dpto. de Castellano

Loles García Henares, Carlos Campa Marcé, Ángela Hernández




jueves, 21 de abril de 2016

DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA: XXX CONCURSO LITERARIO

El Departamento de Lengua Castellana y Literatura, en colaboración con el AMPA, convoca a todo el alumnado del IES Ramon Llull a participar en un Concurso Literario con motivo del Día del Libro 2016, para fomentar la expresión escrita y la creación de textos originales, con arreglo a las siguientes

BASES:

1.- Puede participar todo el alumnado oficial del centro, dividido en dos categorías:

- Categoría A: alumnado de 1º, 2º y 3º de ESO.
- Categoría B: alumnado de 4º de ESO y 1º y 2º de Bachillerato.

2.- Tema: los concursantes escribirán en el salón de actos a partir de un tema o motivo, diferentes para cada categoría, que les proporcionarán los profesores del Departamento de Castellano.

3.- Modalidades textuales: redacción en prosa, que podrá presentar la forma de narración breve o ensayo.

4.- La Prueba se llevará a cabo, en convocatoria única, en el salón de actos, el jueves día 28 de abril de 2016, a las 13.05 horas.

5.- Premios del XXVII Concurso: dos premios para cada categoría: 1º, valorado en 50 euros; 2º, valorado en 30 euros, dotados por el AMPA, que se entregarán dentro de las actividades de Fin de Curso.

6.- El fallo del jurado, compuesto por profesores del Departamento de Castellano, será inapelable.

7.- Las obras premiadas se editarán en la revista digital del centro.


Departamento de Castellano
Valencia, 15 de abril de 2016

martes, 12 de abril de 2016

Electra, en el Teatro Romano de Sagunto

Para refrescar la representación a la que hemos asistido hoy día 12 de abril, por la mañana, subo unas fotografías que he tomado.
En la primera, algunos alumnos de nuestro centro. En la segunda, la pequeña trifulca en la que intervienen Orestes (un auténtico killer: ¿A quién hay que matar?), su amigo Pílades y el sorprendido Egisto. Por último, el grupo de actores (Grupo Párodos, de Talarrubias. Badajoz) saluda al final de la representación.






jueves, 25 de febrero de 2016

Vargas Llosa expresa su gratitud hacia la poesía de Góngora.

Cuenta Vargas Llosa en su libro de memorias El pez en el agua cómo, hacia finales de los 80, cuando él se presentó a las elecciones por la presidencia de Perú, la lectura de Góngora constituía un oasis de armonía en medio de las mezquindades de la disputa política:

Y en las noches, antes de dormir, leía poesía, siempre a los clásicos del Siglo de Oro, y la mayor parte de las veces a Góngora. Era un baño lustral, cada vez, aunque fuera sólo por media hora, salir de las discusiones, las conspiraciones, las intrigas y las invectivas y ser huésped de un mundo perfecto, desasido de toda actualidad, resplandeciente de armonía, habitado por ninfas y villanos literarios a más no poder y por monstruos mitológicos, que se movían en paisajes quintaesenciados, entre referencias a las tabulaciones griegas y romanas, música sutil y arquitecturas depuradas. Había leído a Góngora, desde mis años universitarios, con admiración algo distante; su perfección me parecía algo inhumana y su mundo demasiado cerebral y quimérico. Pero entre 1987 y 1990 cuánto le agradecí haber erigido ese enclave desactualizado y barroco, suspendido en las alturas más egregias del intelecto y la sensibilidad, emancipado de lo feo, de lo mezquino, de lo mediocre, de ese tramado sórdido en que se dibuja la vida cotidiana para la mayoría de los mortales.
(...)

Pero ni siquiera el día de la elección dejé de leer un soneto de Góngora, o una estrofa del Polifemo o Las soledades o alguno de sus romances o letrillas y de sentir con esos versos que, por unos minutos, mi vida se limpiaba. Quede aquí constancia de mi gratitud al gran cordobés.

martes, 2 de febrero de 2016

El poema del convaleciente

CONVALECENCIA

Sólo tú me acompañas, sol amigo.
Como un perro de luz, lames mi lecho blanco;
y yo pierdo mi mano por tu pelo de oro,
caída de cansancio.

¡Qué de cosas que fueron
se van... más lejos todavía!
                                          Callo
y sonrío, igual que un niño,
dejándome lamer de ti, sol manso.

... De pronto, sol, te yergues,
fiel guardián de mi fracaso
y, en una algarabía ardiente y loca,
ladras a los fantasmas vanos
que, mudas sombras, me amenazan
desde el desierto del ocaso.


Juan Ramón Jiménez