domingo, 31 de diciembre de 2017

Las "vajillas" en la Coplas de Jorge Manrique

Siempre me ha llamado la atención la reiteración del término en las Coplas de Jorge Manrique.
Aparece en la copla XIX, cuando evoca a Enrique IV de Castilla:

Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las
vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaeces y caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

(donde “fabridas” vale por bruñidas, resplandecientes).

Y vuelve a aparecer en la copla XXIX, tratando ya del elogio de su padre don Rodrigo:


No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas,
ni vajillas,
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.

¡Qué importancia le daban a las vajillas!, pensaba yo, sin llegar a aquilatar el alcance que podía tener el vocablo en el siglo XV. Es verdad que las dos veces aparece rodeada de términos como “tesoro”, “riqueza”, “oro”, y que, por tanto, viene a funcionar como sinónimo de ellos.

Recientemente, la lectura de El burgués, de Werner Sombart, me ha aclarado un tanto el porqué de esa reiteración.
En su estudio del origen y evolución del espíritu del capitalismo Sombart refiere cómo en la Edad Media se produjo una fiebre de acumulación de tesoros de oro y plata, que toca a su fin hacia el siglo XII, cuando empieza a valorarse como metal acuñado en forma de dinero. Pues bien, lo llamativo es que los primitivos tesoros de la alta Edad Media solían tener, muy frecuentemente, la forma de vajillas de oro y plata. La primitiva acumulación de tesoros en España se prolongó hasta los siglos de Oro. Y aquí procede entonces el párrafo de la obra de Sombart que resulta grandemente aclaratorio para nuestras coplas.

“Todavía en los siglos XVI y XVII se llenaba la casa española de utensilios de oro y plata. A la muerte del duque de Alburquerque se necesitaron seis semanas para pesar y tomar nota de sus objetos de oro y plata; tenía, entre otras cosas, 1400 docenas de platos, 50 bandejas grandes y 700 pequeñas, 40 escalerillas de plata para alcanzar la parte superior de los aparadores. El duque de Alba, que no tenía fama de ser especialmente rico, dejó, sin embargo, 600 docenas de platos, 800 bandejas, etc., todo de plata.” (op. cit. Pág. 37)

Así las cosas, tenemos que entender que en época de Jorge Manrique (segunda mitad del siglo XV) las vajillas constituían la manifestación más palpable de la riqueza de los señores. De ahí la insistencia de nuestro poeta. Aunque también es perceptible en la copla XIX, con la referencia a “los enriques e reales / del tesoro”, tipos de monedas de oro y plata, el anuncio de la economía dineraria (monetaria) que acabaría imponiéndose.


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